Modalidades de estafas en compra-venta de casas y terrenos – 2da. Parte
En la primera parte vimos dos formas comunes de estafa en la inversión hipotecaria. De no tener cuidado, estas se
pueden sufrir en físico o a través de medios digitales, por ello, hay que estar siempre alerta a esta clase de prácticas deshonestas, que abundan en este mundo. Checamos la forma en que algunas personas caen, haciendo depósitos para un supuesto apartado, para simplemente no ver el dinero regresado o materializado nunca más. Asimismo, hablamos de que las estafas pueden ser múltiples, donde varios ofertantes caen en las artimañas, incluso del mismo dueño de terrenos o viviendas, por una deficiente burocracia que se pudiera presentar por parte de un determinado notario, en el financiamiento inmobiliario.
- Hay una tercera modalidad: propiedad sin dueño real. Parece que es una especie de timo o usurpación bastante obvia, aun así, es increíble la cantidad de personas que pueden caer ante este tipo de artimañas, sobre todo aquella gente que se encuentra desesperada por conseguir una nueva morada. Pues es básicamente un individuo que se hace pasar por un vendedor y propietario de un determinada casa, haciendo uso de su ingenio mal canalizado, para chantajear a las personas para que abonen cierta cantidad de dinero. La recomendación es que se investigue primero, pidiendo el título de propiedad del inmueble. Todavía así, hay personas inmorales que se las ingenian, para hacer falsificaciones casi exactas de este tipo de documentos; esto sucede mucho
en terrenos ejidales, que en realidad son propiedad del gobierno, y el ofertante se da cuenta ya mucho después, cuando todo ese dinero abonado, pues es prácticamente inexistente.
Evitar estafas inmobiliarias en compra-venta de casas y terrenos
Estar al tanto de los fraudes de este tipo, suele tener cierta dificultad, considerando las herramientas y habilidades que usan esa clase de personas inmorales. De hecho, de acuerdo al código penal de la CDMX en su artículo 20, no es necesario que se firme un documento o la víctima otorgue un abono, porque legalmente, si una persona toma conciencia de que lo quieren estafar en una inversión hipotecaria o en cualquier otro ámbito, se viene considerando tentativa de fraude, pudiendo proceder legalmente contra el estafador.
El delito de fraude se materializa cuando ya hay un documento firmado o dinero de por medio, cuyo caso se tendrá que
acudir al artículo 230 del código penal de la CDMX.
Cuando ya se ha sufrido este tipo de fraudes, entonces lo que se tendrá que hacer, es acudir a la Procuraduría Federal del Consumidor o en su defecto, al Ministerio Público; en caso de que estas dos instancias no procedan en tiempo y forma, la tercera opción será acudir a un juzgado con la demanda en el ilícito hipotecario.
Como sea, uno de los consejos más oportunos, para evitar estos ilícitos tan perjudiciales a la economía y confianza de los mexicanos, lo mejor será asesorarse con profesionales y especialistas del mercado hipotecario, que tengan información clara y precisa de todos los movimientos legales que se deben hacer para tener una inversión hipotecaria rentable. Con esto, dichos entes inmobiliarios, otorgarán información acerca de las propiedades que se pueden adquirir,
con todos sus procesos de verificación pertinentes. En ese sentido, usted mismo puede corroborar la información de una propiedad, consultándolo en el Registro Público de la Propiedad.
Es esencial nunca desembolsar o abonar cantidad alguna de efectivo o transacción interbancaria, si no hay un documento expedito que permita el derecho a uso de una determinada propiedad. Lamentablemente, muchas personas caen en esta miserable trampa, donde el internet suele ser el medio principal de fraude. No hay que dejarse llevar por sitios web rimbombantes, lo mejor siempre será investigar a fondo a la empresa y sus datos que pone en las páginas de internet.
Asimismo, es muy importante no dar documentos, porque a posteriori, el estafador podría tener un margen de maniobra para extorsionar por medio de una transacción monetaria e incluso en una firma de documentos.